sábado, 23 de junio de 2007

Lo hecho, hecho está

Es un problema que nos hayamos acostumbrado a que luchar por lo que queremos esté bien, lo he pensado últimamente. Ya que no me resultó la salida a comer con Rafaela, decidí que debía seguir insistiendo hasta que finalmente ella me aceptara. No sé si realmente deseaba salir con ella con esa intensidad, pero estaba completamente decidido que si me resignaba al no, me arrepentiría. Pensándolo bien no era Rafaela lo que me importaba sino que realmente quedaría como un fracasado ante Cristina, mi ex, si no me resultaba con esta jovencita. Triste, pero así es. Así que sin pensarlo mucho (todas estas conclusiones han venido durante esta última semana a mi cabeza), perseguí a Rafaela por tres semanas hasta que finalmente salió conmigo. Mi orgullo está muy herido con todo lo que ha pasado los últimos años, desde que me separé, así que no se quejó en lo más mínimo con este nuevo insulto. Salí con ella. Seguramente ella salió conmigo para deshacerse de mí, está bien, no se puede esperar más de una mujer que debe tener cientos de pretendientes. Fuimos a un restorán de esos que te cuestan el trabajo de la semana entera, pero que le iba a hacer, después de tanta insistencia no quería quedar como un viejo fracasado y además pobre. Tuvimos una velada normal, no fue entretenido ni aburrido, hablamos de cosas banales, nada profundo la verdad, pero de todas maneras fue mejor que quedarse en la casa tratando de encontrar una película en la televisión que no lleve más de 40 minutos desde que empezó. Seguramente Cristina se enteró de que esa fue la primera y última vez que salí con Rafaela, pensándolo bien no debí mostrarme tan entusiasmado con mi salida con su vecina cuando me llamó para ver si me podía hacer cargo de los niños. Pero que le voy a hacer lo hecho, hecho está.

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